Los investigadores de una compañía australiana de carne cultivada intentan mezclar y combinar células de especies no convencionales para crear nuevos tipos de carne. En su investigación, experimentaron con la secuencia de ADN de una proteína muscular de mamut, un animal prehistórico y extinguido hace10 mil años.

Para completar los vacíos en el código del ADN tomaron el del elefante, el pariente vivo más cercano de la especie. Colocaron la secuencia en las células madre de mioblastos de una oveja, la que reprodujeron hasta obtener 20 mil millones de células que se convirtieron en carne cultivada de mamut. 

Mientras esperaban fabricar un nuevo tipo de carne muy sabrosa, encontraron que la proteína que contiene podría resultar mortal. “No hemos visto esta proteína en miles de años”, explicó Ernst Wolvetang, profesor del Instituto Australiano de Bioingeniería de la Universidad de Queensland. 

Los riesgos de comer carne cultivada de mamut 

Esto plantea una serie de dudas: “No tenemos idea de cómo reaccionaría nuestro sistema inmunológico cuando lo comemos”, indica el científico.

“Pero si lo hiciéramos de nuevo, ciertamente podríamos hacerlo de una manera que lo haría más aceptable para los organismos reguladores”, admite, mientras siguen investigando. El proceso de cultivar la carne de mamut no es complicado, y se completa en un par de semanas. 

“El objetivo inicial era hacer carne de dodo”, indicó a The Guardian, pero reveló que las secuencias de ADN requeridas para esto no existen actualmente. En cambio, el mamut era más sencillo, y “es un símbolo de pérdida de diversidad y del cambio climático”.

Con esta “albóndiga prehistórica” la empresa quiere demostrar el potencial de la carne cultivada a partir de células como alternativa al sacrificio de animales. Esto también reduciría el calentamiento global asociado a la producción ganadera a gran escala. 

Los beneficios de producir carne cultivada de mamut 

“La carne cultivada usa mucha menos tierra y agua que el ganado, y al mismo tiempo no produce emisiones de metano”, explica el periódico. Y aunque aún no hay cultivos de carne a gran escala, estiman que su impacto ambiental será considerablemente menor que el de la producción convencional de carnes.

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