Si bien él se define como “bastante encarador”, Pablo Cesar Solari debutó en River en el Monumental con virtudes muchos más completas, porque no sólo atacó los espacios con velocidad y profundidad en la banda derecha. El refuerzo de 21 años que llegó desde Colo Colo y es fanático del club por herencia familiar (su padre le puso ese nombre en homenaje a Pablito Aimar) se asoció con fluidez y precisión con Palavecino y Casco, y hasta metió tres centros picantes que no terminaron el gol por detalles.

En una de sus primeras intervenciones, Solari intentó una gambeta en el área para perfilarse para su pierna izquierda, aunque fue bien cerrado por un par de defensores de Gimnasia, aunque minutos después tiró un pase en diagonal a la carrera de Beltrán que el delantero ni siquiera fue a buscar porque había quedado ahogado de la jugada anterior. Fue apenas el botón de muestra...

El ex Colo Colo que se formó en las Inferiores de Talleres volvió a penetrar la zona roja del rival y, luego de un par de amagos con movimientos de cintura, metió un derechazo rasante con la intención de que Borja la empujara al gol, aunque el zurdazo del colombiano desde el piso rebotó en un defensor. Y una acción similar, en otra conexión con el colombiano, se produjo casi al final: el extremo derecho le sirvió un pase-gol pero Rey tapó muy bien con el cuerpo la definición del 9.

Más allá de que el resultado favorable y el clima festivo de los hinchas seguramente le jugaron a favor, el Pibe, como lo apodaron en Chile, mostró atrevimiento y entendimiento del juego, porque cuando le cerraron la banda se cerró hacia el medio y hasta habilitó a Barco en la izquierda en la acción individual que el 21 terminó definiendo por encima del travesaño.

Otra de las cualidades de Solari fue la voracidad para presionar en la salida de Gimnasia y colaborar en el retroceso, algo que para Gallardo es fundamental. Por lo tanto, los primeros minutos del flamante refuerzo (ingresó por Simón a los 17 del segundo tiempo) fueron más que alentadores.

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