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Una madre y su beba fueron separadas por la tragedia: se verían hoy, pero una muerte evitable lo impidió

Sobre la mesa del comedor de Adriana reposan tres papeles. Uno remite a un reclamo por falta de médicos en el CAPS

Sobre la mesa del comedor de Adriana reposan tres papeles. Uno remite a un reclamo por falta de médicos en el CAPS (Centro de Atención Primaria de Salud) de Vivoratá. Los dos restantes albergan más de 100 firmas que respaldan esa presentación. Está dirigida al intendente Jorge Paredi y a las autoridades de Salud de la Municipalidad de Mar Chiquita. Tiene fecha de diciembre de 2021.

En la madrugada del domingo pasado, Luna Albarengo, prima de Adriana, murió en el CAPS de Vivoratá, donde había acudido de urgencia tras una descompensación. La joven, de 22 años, era una de las firmantes de aquel reclamo. Terminó pagando con su vida la falta de respuesta del sistema de salud pública del pueblo, que tiene 2200 habitantes y se ubica al pie de la Ruta 2, a 40 kilómetros de Mar del Plata.

Un incendio, falta de atención y la advertencia que nadie escuchó: la muerte de una joven mamá en un pueblo de Mar Chiquita

“No puedo explicar la indignación que siento, no me entra en el cuerpo. Me moví levantado firma por firma, llevando la nota a cada autoridad, actuando con respeto para finalmente no llegar a nada”, señala Adriana en charla con TN y La Gente. “Mi indignación es más grande porque solo quería evitar que algo grave pasara, y mi familia termina siendo víctima”.

A la espera de los resultados definitivos de la autopsia, el primer informe señala que Luna murió a raíz de una asfixia. El drama que hoy envuelve a la familia tenía un antecedente que jugó un papel crucial en el doloroso desenlace: el 8 de agosto, Luna y su pequeña hija Alma -un año y 10 meses- fueron víctimas de una explosión. La lucha de ambas por sobrevivir estaba latente en estos días.

Como muchos de los vecinos de la zona, Luna trabajaba en el campo. Aquella noche, en la estancia Los Hermanos, en Coronel Vidal -a 20 kilómetros de Vivoratá-, un bidón de nafta cercano a una salamandra provocó un incendio. Alma resultó con quemaduras en la cara, manos y parte de las piernas. Luna sufrió una grave intoxicación por monóxido de carbono y heridas en las piernas.

Como la ambulancia que tenía que llegar desde Coronel Vidal demoró más de la cuenta, vecinos trasladaron de urgencia a las víctimas al Hospital Eustaquio Aristizábal. De allí fueron derivadas: Alma quedó internada en el Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires, mientras que Luna ingresó en el Regional de Mar del Plata. Madre e hija nunca más volvieron a verse.

Luego de pasar un mes intubada, Luna recibió el alta en septiembre. En los días previos a su muerte ya había tenido tres visitas al CAPS. “Le ponían oxígeno, una inyección y la estabilizaban. Esta vez hubiese sido lo mismo”, cuenta Adriana.

Esta vez era de madrugada y era un fin de semana largo. Luna se descompensó y la llevaron a la unidad de salud, pero no había médico, oxígeno ni inyección. La asistencia llegó 90 minutos después. Demasiado tarde para torcer la historia.

“Ella no respiraba bien después del incendio, pero se muere por falta de atención. Un médico podía sacarla de ese cuadro. Ya había pasado antes”, remarca la prima de la joven fallecida. Y continúa: “Luna visitó a un neumonólogo y le dijo que los ahogos que sufría eran consecuencia de la traqueotomía. Que no tenía nada en los pulmones ni en las vías respiratorias. Este martes tenía turno para ver a un especialista en el hospital 25 de Mayo de Mar del Plata”.

Liliana Laterza, la enfermera del pueblo, hizo “todo lo posible” -dice Adriana- por salvar a Luna: “Todo ese tiempo la mantuvo con vida, pero hay procedimientos que solo pueden realizarse al amparo de un médico. Después de una hora y media vino una médica de muy mal humor, cero humana. Y ya no había nada que hacer”.

El delicado cuadro de Luna impidió que las semanas anteriores pudiera viajar para reencontrarse con la pequeña Alma, que se recupera en el Garrahan. Marcos, esposo de la joven fallecida, planeaba trasladarse a Buenos Aires para buscar a la beba y darle una sorpresa a la mamá. “A Alma le dieron un alta ambulatoria hasta el martes. La idea era que pasaran el Día de la Madre juntas. Mi prima ahora podría estar disfrutando de su hija. Por no tener médico, ya no la tenemos acá”, lamenta Adriana.

La advertencia que nadie escuchó: “No puede ser que no tengas médico, va a pasar algo grave”

“Acá nos conocemos todos. Y yo misma hace tiempo le hablé con el corazón a (Edith Chifflet) la secretaria de Salud de Vivoratá. ‘No puede ser que no tengas médico los fines de semana. Va a pasar algo grave y va a caer encima tuyo. ¿Ahí cómo vas a responder?’, eso fue lo que le dije. Ahora somos dos familias destrozadas”.

Tras la muerte de Luna Albarengo, en Vivoratá hubo una movilización para pedir la renuncia de Chifflet. Luego de difundir un comunicado donde sostuvo que la víctima contó con asistencia médica, la secretaria de Salud y un cuerpo de delegados municipales recibieron a los vecinos y prometieron “trabajar” para resolver las falencias que le costaron la vida a la joven madre.

“Frente al cuadro de dificultad respiratoria severa que presentaba la paciente, la Dra. Victoria Le Rose procedió a aplicar durante media hora los protocolos correspondientes de atención de acuerdo al diagnóstico”, señala el texto oficial.

A la espera del informe forense definitivo, la Fiscalía Descentralizada de Mar Chiquita caratuló la causa como “averiguación de causales de muerte”. TN y La Gente intentó comunicarse con Paredi (Frente de Todos), intendente de Mar Chiquita: al cierre de esta nota no hubo respuesta.

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