Villa Mercedes: 8 años de cárcel para el joven que desfiguró a un anciano a martillazos
Gabriel Sosa había sido capturado por los vecinos de la víctima, cuando huía de la vivienda del hombre.
Alberto Velázquez, el jubilado que fue desfigurado a martillazos en un asalto, no tuvo que esperar años para ver tras las rejas al delincuente que le marcó la cara para siempre. Ayer, a cinco meses del brutal asalto, bajo el nuevo Código Procesal de la Provincia, el juez de Garantías Santiago Ortiz, de Villa Mercedes, condenó a ocho años de prisión al único detenido por el hecho, Gabriel Alejandro Sosa.
El joven de 24 años fue declarado penalmente responsable de "Robo calificado simple en grado de tentativa" y "Robo calificado por las lesiones sufridas por la víctima", precisaron los voceros judiciales. La sentencia fue resuelta bajo la modalidad de juicio abreviado, es decir aquel en el que el fiscal, la defensa y el acusado llegan a un acuerdo respecto a la pena a aplicar. Para eso, el imputado debe reconocer previamente su autoría en el o los delitos que le endilgan. Así, si el juez o el tribunal está de acuerdo con lo propuesto por las partes, el proceso se agiliza porque la persona juzgada conoce su condena en esa misma audiencia. Esta manera de proceder solo es posible si el fiscal estima una pena privativa de la libertad inferior a los 15 años.
En la audiencia de formulación de cargo, el fiscal Maximiliano Bazla resaltó que las heridas que sufrió la víctima de 67 años pusieron en riesgo su vida, requerirán mucho tiempo de recuperación y conllevarán una deformación permanente. Velázquez tiene 32 puntos de sutura en el rostro, además de los golpes que padeció en otras partes del cuerpo.
"La víctima sufrió lesiones que pusieron en riesgo su vida. Tuvo 32 puntos de sutura"
La defensora Cecilia Mithiaux, por su lado, no negó ni aceptó la participación de Sosa en el asalto, pero sí hizo hincapié en que no se trató de un robo sino de una tentativa, dado que la sustracción de las pertenencias del jubilado no llegó a consumarse.
Pero no fue poca la evidencia por la que el joven fue sentenciado ayer. Entre las pruebas que lo pusieron en jaque está el testimonio de un vecino que, al momento del asalto, pasó por el frente de la casa de la víctima, en Juan José Paso 1077. Al hombre le llamó la atención ver la puerta de la vivienda abierta a las 6 de la mañana. Entonces se acercó, empujó la puerta y vio al acusado con un martillo en la mano y a Velázquez a un lado, con el rostro ensangrentado.
Además del hecho de que minutos después Sosa fue apresado por los vecinos del anciano, otro punto que lo complicó es que, al momento de ser requisado, la Policía le encontró el celular, una máquina de afeitar y también traía puestas tres camperas, todas pertenencias del damnificado.
A menos de una cuadra de allí, los efectivos hallaron el televisor de Velázquez. El cómplice del imputado lo había abandonado ahí cuando vio que su compañero era reducido por los vecinos. Ese segundo ladrón sigue prófugo.
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