Crean pilas recargables con yerba mate usada
Se trata de un residuo orgánico domiciliario que tiene la capacidad de almacenar energía.
Se trata de un residuo orgánico domiciliario que tiene la capacidad de almacenar energía. Los ensayos fueron exitosos y el objetivo es que puedan producirse a gran escala. Se realizaron en España gracias a una beca otorgada por la Fundación Carolina y el Ministerio de Educación.
Ingenieras de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) elaboran pilas recargables a partir de yerba mate usada. Aunque la mayoría de las personas la tiran a la basura o la tierra, se trata de un residuo orgánico y domiciliario que tiene la capacidad de almacenar energía. Los ensayos, que se realizaron en España durante abril y junio gracias a una beca otorgada por la Fundación Carolina y el ministerio de Educación, fueron exitosos y el objetivo es que puedan producirse a gran escala en Argentina.
¿Sabes cómo funciona?, la mayoría de las personas la tiran a la basura o la tierra, se trata de un residuo orgánico y domiciliario que tiene la capacidad de almacenar energía.
Los creadores de este proyecto aseguraron que los supercapacitores no reemplazan a las pilas sino que se utilizan como complemento. Cuando se necesita una respuesta energética rápida funciona esta pila y cuando se requiere menor cantidad por un período más largo de tiempo funciona la batería correspondiente al equipo.
Para que los supercapacitores almacenen energía se necesita de carbón activado, un material que hasta ahora se obtiene a partir de la quema de maderas. “La diferencia entre cualquier carbón activado que hoy se vende y los que nosotras fabricamos es que los primeros se hacen a partir de carbón mineral o de plantar y talar árboles, algo que no es muy amigable con el medio ambiente”, destaca Marcela Bavio, científica del Conicet que coordina las investigaciones sobre energías renovables en la Facultad de Ingeniería de la Universidad.
Además de la yerba mate, las investigadoras trabajaron con otros desechos vegetales como el rastrojo de trigo y de maíz, los restos de la industria medicinal del cannabis, el bagazo que queda como sobra de la industria cervecera, la poda de olivo y alperujo, un subproducto de la extracción de aceite de oliva.
De manera que ya no se necesitan hacer nuevas plantaciones y esperar a que los árboles crezcan ni tampoco extraer el carbón mineral, sino que se reemplaza por residuos de diferentes industrias que pueden ser tratados para convertirlo en carbón activado.
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