Mató a su esposa a golpes y se suicidó cortándose las venas
Edgar Amaya, un ex penitenciario, asesinó a Dalinda Quevedo en el camino al paraje El Retamo.
Edgar Amaya, un ex penitenciario, asesinó a Dalinda Quevedo en el camino al paraje El Retamo.
Cuando hallaron a Edgar Justiniano “Guito” Amaya muerto dentro de su auto, ensangrentado y con los brazos cortados, el hecho de que no ubicaran a su esposa por ningún lado y no la hubieran visto desde el día anterior, hizo temer que él la hubiera asesinado antes de suicidarse. Unas horas después, esa hipótesis se confirmó, cuando hallaron a la mujer, Dalinda Quevedo, muerta a golpes en el campo.
El caso ocurrió en Quines, presumiblemente el lunes feriado, el mismo día que la pareja salió en auto de su casa entre las tres y las cuatro de la tarde. Pero fue descubierto recién este martes a la mañana.
Aunque mantenían la convivencia desde hace muchos años, Edgar Amaya, un ex agente penitenciario de 55 años, y Dalinda, de 53, empleada del hospital de Candelaria, tenían una relación muy conflictiva, al parecer por reiterados hechos de violencia de él. De hecho, ella lo había denunciado en más de una oportunidad, según los registros de la Comisaría 15ª de Quines, informó el jefe de la Unidad Regional V de Policía, comisario general Martín Fernández.
En algún caso, al parecer Dalinda había impedido la tramitación de su denuncia con alguna exposición en la que manifestaba su decisión de dejarla sin efecto. Pero en otros casos, la denuncia “habría sido judicializada”.
La pareja tenía tres hijos, un varón de unos 24 años, una chica de 21 y otra de 14 años. Vivía en una casa de la calle San José, frente a la cooperativa de agua, en la zona urbana del pueblo. De allí salió el lunes, en su Volkswagen Bora.
A la menor de las chicas, sus padres le habrían comentado que salían, pero no trascendió si le dijeron hacia dónde iban.
Del matrimonio no hubo más noticias. El martes a eso de las diez y media, el encargado de un campo ubicado al norte de Quines, en el corredor agrícola que se extiende hasta Candelaria, iba por el camino de tierra que bordea el canal revestido que lleva hacia esa localidad el agua del río Quines, para que los productores la tomen para sus campos. El hombre iba con su hijo. A unos cuatro kilómetros del pueblo, no muy lejos del cementerio municipal, vio un auto estacionado a la orilla y se sorprendió al ver, a través del vidrio medio bajo de la ventanilla, que en el asiento del conductor estaba un hombre inmóvil. Miró bien y vio que estaba muerto, manchado de sangre. Él avisó a la Policía.
Ante el cariz que tomaba el caso, por la desaparición de la mujer, los efectivos de la Comisaría 15ª no tocaron el auto, sino que convocaron al Departamento de Homicidios de San Luis.
Una vez que abrieron el vehículo, encontraron un cuchillo junto al cadáver de “Guito” Amaya. Se había hecho profundos cortes en los brazos y se había desangrado hasta morir.
La Policía recorrió los alrededores de donde estaba el auto, pero no hallaba rastros de la mujer. Como Dalinda era nativa del paraje El Retamo, a unos veinte kilómetros al noroeste del pueblo, y la pareja siempre solía ir hacia allá, los policías fueron a revisar en esa dirección.
Fueron por la ruta nacional 79, que va a Candelaria y La Rioja, y a 4 kilómetros de Quines tomaron el camino de tierra que va hacia el oeste, a El Retamo. Con la colaboración de baqueanos detectaron las huellas de un auto, las siguieron y vieron que a unos tres o cuatro kilómetros el vehículo había girado para volver hacia el camino nacional.
Entonces se adentraron en el monte de los costados de la ruta. Así dieron con el cuerpo de la mujer, a veinte metros del alambrado. Su esposo la había asesinado con un golpe en la cabeza, en el parietal derecho.
Cerca del cuerpo hallaron un hacha y un palo con sangre, dijo Fernández. Los peritos de Criminalística los van a analizar para ver cuál fue el arma homicida.
Un médico que examinó los cuerpos estimó que las muertes ocurrieron apenas poco después de que el matrimonio salió en auto de su casa.
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