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Hallan restos de la primera niña nacida de dos especies humanas distintas hace más de 5 mil años

El encuentro entre una neandertal y un denisovano ha sido descubierto gracias a un resto óseo que perteneció a la hija de ambos hallado en u

El encuentro entre una neandertal y un denisovano ha sido descubierto gracias a un resto óseo que perteneció a la hija de ambos hallado en una cueva de Siberia.

Estas dos especies habitaron Eurasia hasta que fueron reemplazadas por los humanos modernos hace alrededor de 40 mil años.

La clave de esta relación amorosa prehistórica estaba escondida en un pequeño fragmento de hueso descubierto en la cueva de Denísova, en las montañas de Altái de Rusia, región que fue hogar tanto de una especie como de otra. Los científicos realizaron un análisis del genoma de la muestra, bautizada como Denisova 11 en referencia al lugar donde fue hallada.

Este resto óseo fue encontrado por arqueólogos rusos en 2012 y ha estado siendo analizado en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), donde el grupo de científicos comprobó que se trataba de un homínido.

Se sabía que los neandertales y los denisovanos -grupo de seres humanos extintos, identificados por primera vez tras el análisis genético del hueso de un dedo encontrado en la misma cueva en 2008- coexistieron en Eurasia. Anteriormente ya se habían identificaron ejemplares con herencia mixta, pero el grado de cruzamiento no estaba claro hasta ahora. Los investigadores especifican que los restos pertenecieron a una joven de al menos 13 años de edad que falleció hace más de 50 mil años en el este de Eurasia.

Además, el análisis del genoma ha permitido conocer más datos sobre el árbol genealógico de los padres. La madre está genéticamente más emparentada con los neandertales que vivieron más tarde en Europa occidental que con los que residían en la cueva de Denísova. Esto muestra que los neandertales migraron entre Eurasia occidental y oriental decenas de miles de años antes de su desaparición, según los expertos.

Los restos fueron hallados en las montañas de Altái de Rusia.

El padre denísova, por su parte, tiene al menos un antepasado neandertal en su árbol genealógico. Este genoma único podría servir para detectar otras interacciones entre estos dos grupos. “Sabíamos que individuos fruto de la hibridación existían, pero encontrar uno era una locura”, afirmó este medio uno de los responsables del estudio, el investigador Benjamin Vernot del Instituto Max Planck, en plena celebración del hallazgo, informaron desde El Mundo.

Tanto Denisova 11 como su padre proporcionan una evidencia directa del mestizaje entre neandertales y denisovanos. Eso sí, los autores del estudio subrayan que los dos grupos permanecieron genéticamente distintos el uno del otro, quizás por las limitadas interacciones entre ambos.

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