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Viajó en bicicleta desde Merlo hasta Córdoba con su hija de dos años

Pedro Strelin viajó junto a su hija, Alma por las altas cumbres. Unieron las provincias de San Luis y Córdoba en una bicicleta previamente a

Pedro Strelin viajó junto a su hija, Alma por las altas cumbres. Unieron las provincias de San Luis y Córdoba en una bicicleta previamente adaptada para la aventura. Hicieron 250 kilómetros en tres días.

Pedro tiene 49 años y una cantidad innumerables de aventuras en su haber. Toda una vida de recuerdos y sensaciones que compartió junto a su familia y amigos. “Siempre la idea es tratar de incorporar sensaciones nuevas a los viajes. No siempre hacer una aventura lineal o una copia con la otra, sino meter ingredientes que las diferencien”, dijo el aventurero.

Aun le faltaba vivir su primera experiencia junto a su pequeña Alma de tan solo dos años. “Fue toda una novedad. Es andar en bicicleta pero de una manera totalmente diferente. Ponerle una computadora a la bici para que ella pueda ir viendo los dibujitos, haber adaptado una sombrilla para que el sol no le haga daño. Hay que entretener a un chico de dos años nueve horas sentado en el asiento de una bicicleta. Ese fue el desafío más grande para mí más allá de que tuve que pedalear como un burro”, contó entre risas.

Pedro se tomó todo su tiempo para primero convencer a la madre de la niña. “Me quería matar cuando le propuse este viaje y le tuve que dar una serie de tranquilidades para que aceptara”, dijo. Adaptó una sillita para que su niña fuera sentada adelante y esté en contacto visual con él durante el recorrido. También para que tenga la pantalla de una Tablet que le muestre sus amados dibujos de Peppa Pig (que la entretienen por horas). A su vez una sombrilla que la proteja de los rayos del sol. El esfuerzo físico quedó casi de lado ante el desafío de mantener la seguridad y el entretenimiento de su hija. “Lo más importante fue que estuviera segura durante el viaje, bien contenida e hidratada”, afirmó

La aventura fue hace casi una semana y le llevó tres días. Primero hicieron Merlo y Mina Clavero. Luego partieron a Villa Carlos Paz y de ahí a la ciudad de Córdoba. Fueron tres jornadas de viaje de unas nueve horas cada una. Con paradas para descansar y atender las necesidades de la pequeña.

“Parece que con dos años un niño no puede intercambiar mucho con el padre, pero es todo lo contrario. Se produce una simbiosis increíble. Incluso en el viaje al tener el asiento adelante y estar a 20 centímetros uno del otro, vas intercambiando impresiones del viaje en todo momento y te haces como uno”, expresó el aventurero. La vuelta fue en colectivo en un viaje que fue aburrido e insulso. “Ya casi extrañábamos el seguir rodando en nuestra inseparable bicicleta”, cerró.

Pedro ya está pensando en su próxima aventura, tiene proyectos por delante no solo con sus hijos sino con compañeros de viaje de toda la vida.

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