Los baños públicos nos dan desconfianza y, cuando no podemos evitar apoyarnos en el inodoro, ideamos estrategias para evitar el contacto. Generalmente, cuando quien lo debe usar es un niño o un anciano solemos cubrirlo con papel higiénico, pero un reciente estudio dice que este método no es tan efectivo como pensamos.

El microbiólogo y patólogo de la escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, Philip Tierno, aseguró que el papel higiénico no actúa como barrera de los virus y bacterias. Por el contratrio, es éste el que puede contenerlos.

Según Tierno, los inodoros están diseñados para repeler las bacterias pero el papel higiénico no.

El experto sostiene que la parte superior del asiento de un inodoro es mucho más limpia que la bacha de la cocina de la mayor parte de la población. “Lo cierto es que aunque hay posibilidades de que utilizar un baño sucio te provoque un contagio, es altamente improbable ya que los gérmenes deberían transferirse directamente a tu tracto genital o a través de la sangre”, explica.

Los expertos aseguran que es improbable contagiarse una enfermedad por usar un inodoro ajeno.

En esta línea, el científico José Ramos Vivas, biólogo, investigador del Instituto de investigación Sanitaria Valdecilla, afirma que cuando se tira de la cadena sin haber bajado la tapa, el agua y la fuerza de la cisterna hacen que se produzca la dispersión de bacterias dentro de tu baño. Éstas pueden quedar impregnadas en el papel higiénico.

Así que ya sabés, si tenés que usar un baño público es mejor pasarle una toallita desinfectante a la tapa que ponerle el papel higiénico que se encuentra allí. Si llevás tu propio papel es otro tema…