Los dos narcopolicías detenidos manejaban mucho dinero
El oficial Alejandro "Niño de Cobre" Moreno y el auxiliar Francisco Reta tenían un alto nivel adquisitivo, gracias al tráfico.
Un policía de San Luis no gana tanto como para moverse en el lujo que ostentaban los dos efectivos detenidos anteayer junto a otros cuatro integrantes de una banda dedicada a traficar cocaína. Justamente el alto nivel adquisitivo que exhibían el oficial Alejandro Javier Moreno, apodado “Niño de Cobre”, y el auxiliar Francisco Reta fue un indicio fuerte que robusteció el dato que les había llegado a sus camaradas de Lucha Contra el Narcotráfico: ambos estaban involucrados en el negocio ilegal de las drogas.
Una investigación de dos años le permitió a la Policía de San Luis y al fiscal federal de instrucción, Cristian Rachid, determinar que Moreno y Reta no solo estaban involucrados en el narcotráfico sino que ocupaban un rol importante en la organización delictiva. Eran los proveedores de la cocaína a diversos quioscos de San Luis, revelaron ayer la directora general de Lucha Contra el Narcotráfico, comisario mayor Andrea Cura, y el instructor de la pesquisa.
Además de los dos efectivos de seguridad, el miércoles fueron detenidos José Deolindo Tulián, un pensionado soltero, de 32 años, vecino de la ciudad de San Luis; Jonathan “Jonhy” Bastías, de 32 años; Misael Bautista Huanca Condorí, de 42 años, un agricultor soltero con domicilio en La Paz, Bolivia; y Domingo Mendoza, de 60 años, chofer, divorciado, residente en Pueyrredón 360 de la ciudad de Lincoln, en la provincia de Buenos Aires.
De acuerdo con las pruebas que recolectó la Policía hasta ahora, Huanca Condorí era el encargado de proveer la cocaína a Moreno y Reta; y Mendoza era el nexo entre ellos. A la vez, se hacía cargo del transporte a San Luis. Una vez en esta ciudad, los dos policías la distribuían. Pero no se dedicaban a venderla al menudeo, de eso se encargaban otros que estaban por debajo de ellos en la red.
Tulián y Bastías eran laderos de Moreno y Reta.
Las averiguaciones y otras tareas necesarias para reunir las pruebas contra los narcos fueron dificultosas sobre todo porque dos de los investigados eran efectivos de seguridad. Y era de suponer que conocían de las tácticas habituales que sus camaradas emplean en este tipo de casos, además de que posiblemente conocían, al menos de vista, a algunos de quienes los vigilaban, explicó ayer la comisario mayor Cura.
“Estas organizaciones están muy bien aceitadas en cuanto a dinero, tecnología y disponibilidad de vehículos. Por eso intentamos ponernos a la altura, capacitando a la gente en informática, para trabajar con nuevas tecnologías en causas así”, dijo. Reveló, por caso, que “Niño de Cobre” Moreno tenía instalado en su casa, en la calle Chile 2595, un circuito cerrado de vigilancia, con cámaras en el interior y en el exterior
Muchas gracias por considerar nuestro trabajo diario.
Tu aporte de $200 nos ayuda a cubrir algunos costos. Donar