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Casi lincharon al sospechoso de violar a una mujer sordomuda

El supuesto abusador y su pareja, amiga de la denunciante, tienen la misma discapacidad que la víctima. Recién este lunes, con la ayuda de u

El supuesto abusador y su pareja, amiga de la denunciante, tienen la misma discapacidad que la víctima.

Recién este lunes, con la ayuda de una intérprete de lenguaje de señas, G.B. pudo denunciar de manera formal ante un juez Penal lo que había tenido que vivir con J.P. las últimas dos semanas. Él es la pareja de su amiga. Y, según pudo contar, el hombre que, al igual que ella y su amiga, es sordomudo, la violó, al menos, unas diez veces desde que se hospeda en su casa del barrio 960 Viviendas de Villa Mercedes.

El domingo, al anochecer, la joven de 25 años finalmente pudo dar a conocer lo que vivía en el departamento "L" del monoblock 28. Lo hizo con la escritura. Con un cartel que ventiló en el balcón que tiene el departamento, pudo avisarles lo que pasaba a los vecinos que caminaban por el pasillo que hay entre los edificios vecinos. Las personas que lo advirtieron actuaron. Algunos llamaron al 911 y otros no quisieron esperar a los efectivos. Fueron hasta lo de J.P. e intentaron lincharlo. Eran las 21:50. "El personal policial llegó y contuvo la situación, que no pasó a mayores. La víctima fue apartada y permaneció en la comisaría hasta hoy (por ayer), cuando fue llevada al juzgado", explicó el subcomisario Martín Estrada, jefe de la Seccional 10ª. Aclaró que les fue imposible tomarle la denuncia esa noche porque no consiguieron un intérprete. Ayer, en el Juzgado de Instrucción Penal 1, G.B. contó que es de Asunción, Paraguay, y que se vino hace 14 días a Argentina. Relató que es amiga de la infancia de C., la pareja del supuesto abusador.

Y fue justamente C. quien la convenció de mudarse a Argentina. La joven dijo que lo hizo porque en su país pasaba por un mal momento económico. No tenía plata. Entonces, ilusionada con revertir eso le hizo caso a la otra mujer, quien le aseguró que en Villa Mercedes hallaría trabajo. Dejó a su hijo de 7 años y a su pareja para probar suerte y viajó. Pero nada de lo que le prometió C. sucedió, relató.

Dijo que ella se la pasaba limpiando su casa y que no le pagaban. Indicó que J.P., de 37 años, trabaja en el hospital y que su amiga no tiene empleo, pero que todas las mañanas salía a hacer los trámites de su pensión. Ahí, cuando la otra mujer se iba, el hombre se sobrepasaba con ella. Al principio le tocaba los pechos y la cola, pero al cuarto día de estar viviendo ahí fue más allá. Señaló que una noche, un viernes, mientras su amiga estaba en su dormitorio, J.P. se metió en su habitación. Le tapó la boca, le ordenó que no gritara y la violó.

Así fue durante diez noches. Este fin de semana, cansada de vivir eso, G.B. le contó a C. lo que su marido le hacía. Eso generó una pelea que llevó a la víctima, en un momento de desesperación, a pedir ayuda con un cartel.

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