En el barrio Eva Perón II se preocupan por el mal olor y la contaminación que generan los efluentes sobre la calle.

Los vecinos del barrio Eva Perón II están preocupados por el olor desagradable y la contaminación que genera una laguna de efluentes cloacales en la esquina de las calles Granaderos Puntanos y Profesor Hamann. El derrame se dispersa a lo largo de unas tres cuadras.

Aseguran que el problema ocurre desde hace dos años, pero que hace 15 días afecta a la zona. “Esto es algo que pasa a menudo y que viene desde hace tiempo, cuando asfaltaron estas arterias. La gente que viene a arreglar nos dice que sucede porque se tapan las bocas de registro con basura y restos de escombros, pero igualmente no pueden dejar que estemos tantos días conviviendo de esta forma”, manifestó Nélida Zárate, una de las residentes. El derrame nace desde una tapa de fundición que alrededor tiene el hormigón hundido, debido a la constante acumulación de líquido. Brota por Granaderos Puntanos y toma distintas direcciones: llega hasta Farfán, también sobre Hamann hacia Amaro Galán y Vinuesa.

“A la siesta, desde las 14 o las 15, es impresionante cómo brotaba el agua y automáticamente cubría la calle hasta la vereda. Esto nos genera mucha impotencia porque hay chicos que juegan o tienen que ir a la escuela y pisan todo esto. Uno grande tiene las defensas más reforzadas, pero ellos corren mucho riesgo de enfermarse con esta contaminación”, lamentó Facundo Pallere, otro damnificado, quien confesó que colocó ladrillos en el borde de los cordones para que la gente evite pisar los charcos. "Lo mismo se ensucian, pero al menos la gente mayor siente más seguridad para cruzar", remarcó. María Elena Loules compartió la opinión de Pallere y le pidió a la empresa que evalúen el lugar. “Yo tengo nietos chiquitos que salen a la vereda y luego traen ese barro podrido adentro, donde también convivimos con bebés. Deberían controlar más seguido para que esto no nos afecte demasiado”, señaló. Los habitantes comentaron que además hay otras bocas de registro que revientan cuando llueve pero, en esos casos, los efluentes bajan con mayor facilidad.

“No sé cuál será el problema, pero pienso que al haber aumentado la población en esta zona, los desagües cloacales están quedando chicos, porque no debería pasar tan seguido”, opinó Maira Sánchez, que vive en la esquina a pocos metros de la laguna. La mujer agregó: “Ahora la desgracia fue con un poco de suerte, ya que solamente rebalsó afuera y no salió líquido desde el baño de las viviendas, como ocurrió otras veces”.

Zárate contó que han realizado varios reclamos. "Esta mañana (por ayer) vino un camión de Obras Sanitarias porque llamamos permanentemente. Nos quejamos para recibir una respuesta, ellos son conscientes de este problema", consideró la vecina.

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