Los ríos del noreste argentino sufren por estos días una baja histórica. Algunos brazos otrora caudalosos pueden cruzarse a pie. Hay temor por los efectos ecológicos y económicos del cambio.

Los ríos del noreste argentino ha sufrido una baja considerable últimamente. No llueve y además Brasil y Paraguay parecen estar cerrando las compuertas de sus represas para prepararse ante la sequía. Por eso los saltos de las Cataratas de Iguazú (Misiones) lucen tristes, sin caudal, en medio de un panorama impactante.

El río Gualeguaychú, que conecta con el río Uruguay, ya puede cruzarse caminando: su profundidad es de apenas 30 centímetros. Otros torrentes del área, como el Paraná, el Iguazú, el Paraguay y el Uruguay se mantienen muy bajos

Según algunas autoridades, Brasil decidió cerrar compuertas de las represas, para conservar agua en tiempos de escasez. Otro tanto estaría haciendo Paraguay. Se sabe, por lo demás, que avanzan las gestiones para llegar a un entendimiento.

El paisaje preocupa no solo por los efectos sobre la flora y la fauna locales, sino por el impacto que puede representar para el turismo una vez que se hayan levantado las medidas de aislamiento. Las perspectivas, en todo caso, no son muy alentadoras en lo inmediato. Un informe de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) anticipa que a lo largo de 2020 la tendencia podría acentuarse.

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