El meteorito que impactó en Mar del Plata y modificó el planeta
Una investigación financiada por la NASA sugiere esta hipótesis, cada vez más aceptada en el mundo de la ciencia. El suceso, ocurrido hace m
Una investigación financiada por la NASA sugiere esta hipótesis, cada vez más aceptada en el mundo de la ciencia. El suceso, ocurrido hace más de tres millones de años, explicaría la extinción de megamamíferos que existían en la zona y podría ser el desencadenante de un periodo de enfriamiento en el planeta Tierra.
Una hipótesis cobra cada vez más fuerza en el mundo científico. La misma asegura que hace más de tres millones de años Mar del Plata fue escenario del impacto de un meteorito, fenómeno que explicaría la extinción de distintas especies de plantas y animales de la región y que podría ser causante del posterior enfriamiento planetario.
La evidencia se concentra en unas rocas de aspecto vítreo, vesicular, con tonalidades negro-verdosas, denominadas escorias. Las de mayor tamaño se encontraron en inmediaciones al arroyo Las Brusquitas.
Si bien aún falta determinar el lugar exacto del acontecimiento, se considera que tuvo lugar frente a las costas de Chapadmalal. “Se estima que el meteorito cayó sobre el mar, por elementos químicos como sodio y potasio que contienen las escorias, que en los sedimentos continentales no son muy abundantes, pero son comunes en los sedimentos marinos”, deslizó el paleontólogo marplatense Matías Taglioretti.
Por eso, “posiblemente el cráter del impacto meteorítico nunca se encuentre. Hay que tener en cuenta que el mar se desplazó desde la línea de costa actual que tenemos en Mar del Plata, hasta la línea de costa cuando hay un máximo glacial -momento de mayor frío-, que sería cerca del talud continental. Y en ese ir y venir, con su erosión, pudo haber borrado los vestigios del cráter”.
El origen de las escorias es estudiado desde 1865. Pero se tardó más de un siglo en relacionarlas con el impacto de un meteorito.
Tiempo atrás llamaron la atención del gran naturalista argentino Florentino Ameghino, quien sostenía que podían ser el relicto de antiguas fogatas producidas por el hombre primitivo. A partir de este momento cobraron gran interés y comenzaron a aflorar nuevas explicaciones acerca de su naturaleza: el vulcanismo y grandes incendios fueron otras teorías.
Hasta que el geólogo argentino Marcelo Zárate junto con el científico estadounidense Peter H. Schultz, con el apoyo financiero de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Estado (NASA), trabajaron con una nueva y sorprendente hipótesis, publicada en 1998 en la prestigiosa revista Science: consideraron que las escorias eran restos del impacto de un asteroide.
El dato más firme que certifica el origen meteorítico de las escorias se encuentra en los minerales de baddeleyita que se originan a altas temperaturas (1720 a 1900 ºC), condiciones que no se dan en el área de Chapadmalal, que tectónicamente se emplaza en un margen pasivo, libre de vulcanismo.
“Las escorias serían entonces los eyectos fundidos expulsados durante la explosión, literalmente una lluvia de tierra fundida. Al enfriarse rápidamente quedan retenidas las burbujas dando su típico aspecto vesicular y los minerales formados al solidificar el fundido permiten realizar dataciones absolutas de los elementos químicos atrapados en su red cristalina”, explicó Taglioretti.
La caída del meteorito, de un kilómetro de diámetro según los estudios, se produjo hace unos 3.3 millones años atrás -determinado por técnicas radiométricas-, es decir, es coincidente al momento en que se originó una glaciación, durante el Plioceno Superior.
Así, el fenómeno cobra importancia por sus posibles consecuencias. “Schultz y Zárate sugieren en su trabajo que las tendencias climáticas para los siguientes 3 millones de años serían producto de este impacto meteorítico, lo que pone a Mar del Plata como ‘culpable’ de las subsecuentes eras de hielo que afectaron al planeta Tierra”, agregó el investigador del Museo de Ciencias Naturales “Lorenzo Scaglia”.
Según la teoría, ese enfriamiento “tuvo un efecto directo en la evolución de la fauna y flora de la región pampeana”. Hay que tener en cuenta que “algunos grupos de megamamíferos desaparecen momentáneamente de nuestro registro fósil luego de la caída del meteorito”, subrayó Taglioretti.
“Ellos son los marsupiales tigres de sable y roedores gigantes, jotes gigantes, las “aves del terror” y la Chapalmalania, un mapache de gran tamaño similar al de un oso panda. Por otra parte, se contempla un recambio de especies entre los armadillos y perezosos terrestres gigantes”, especificó.
Y añadió: “La flora también sufrió cambios drásticos. Por ejemplo, desaparecieron las palmeras que participaban en el antiguo paisaje chapadmalalense (5.5 a 3 millones de años)”. Cabe resaltar que un asteroide mucho mayor que impactó en la península de Yucatán (México) hace 65 millones de años desencadenó la extinción de los dinosaurios.
Los evidentes cambios ocurridos en el sur de las pampas durante el Plioceno Medio no tenían hasta aquí una causa clara para la ciencia. Por eso, la investigación del fenómeno ocurrido hace más de tres millones de años en Mar del Plata abrió una ventana que puede ayudar a descubrir el origen de otros eventos que ocurrieron en el planeta Tierra.
Nuevas investigaciones
Recientes estudios por parte de los investigadores del Museo Scaglia lograron identificar un segundo evento de impacto meteorítico para la zona de Chapadmalal, de menor escala, pero más antiguo.
Por otra parte, a partir los análisis de elementos minoritarios sobre las escorias se logró dar con un elemento químico ligado estrechamente a estos fenómenos; se trata del célebre Iridio, que se encuentra en asteroides en una abundancia mucho mayor que en la corteza terrestre.
La NASA está muy interesada en continuar las investigaciones sobre estos eventos de mediana escala, ya que estos son más frecuentes y tienen consecuencias sobre el planeta Tierra. Esto motivó la visita de representantes de la agencia estadounidense en 2019, quienes estuvieron en las costas del sur de Mar del Plata para realizar extensas perforaciones de 80 metros de profundidad. El objetivo es obtener más detalles de las condiciones antes, durante y luego del impacto meteorítico chapadmalalense. Esta información es de suma importancia para saber a qué se puede enfrentar la humanidad si este fenómeno vuelve a ocurrir en el futuro.
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