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Condenaron a 8 años de cárcel a un hombre que abusó de su hijastra

Este jueves concluyó el juicio que lo halló culpable de “abuso sexual simple continuado agravado por la convivencia”. El veredicto fue unán

Este jueves concluyó el juicio que lo halló culpable de  “abuso sexual simple continuado agravado por la convivencia”. El veredicto fue unánime.

Este jueves la Justicia condenó a  8 años de cárcel a Víctor Moisés Guillén, que está detenido hace dos años en la Penitenciaría de San Luis, procesado por abusar de una hijastra, en el lapso que ella tenía entre seis y 13 años. El hombre fue hallado culpable de “abuso sexual simple continuado agravado por la convivencia”. El veredicto de los jueces de la Cámara Penal 2 de Villa Mercedes fue unánime.

Si bien, la fiscal de instrucción, Daniela Torres, había solicitado una condena de 14 años por los ultrajes, la sentencia tuvo como atenuantes dos hechos puntuales: la falta de antecedentes y la confesión del acusado en durante juicio. Como agravantes pesaron “las circunstancias de modo”.

Los abusos por los que fue juzgado Guillén comenzaron a salir a luz en abril de 2018 cuando la madre de la víctima radicó la primer denuncia en la Comisaría 24ª y luego, ante la Justicia.

Al inicio del juicio, la mujer contó cómo se enteró de que la persona, con quien convivía desde hacía nueve años, se había aprovechado de M., su hija.

Relató que la nena, por ese entonces de 13 años, le confesó todo una tarde, cuando fue a buscarla a la salida del colegio. Cuando la mujer llegó a la escuela vio que M. lloraba. De inmediato dos docentes de segundo año del secundario le preguntaron si podía acompañarlas hasta la dirección, porque necesitaban hablar con ella.

Una vez en la oficina, le informaron que su hija tenía algo importante que decirle.

Allí la chica le reveló que, desde los seis años, Guillén abusaba de ella. La tocaba en sus partes íntimas, nunca "pasó de eso", le dijo. De hecho, habían pasado dos semanas de la última vez que la manoseó, es decir, cuando vivían en un domicilio de la calle Pizarro.

Desesperada, la madre le preguntó por qué no le había dicho nada antes y M. le respondió que no se había animado porque temía que nadie le creyera.

Una prueba fundamental fue lo que concluyeron los profesionales de Cámara Gesell, quienes determinaron que cuando la víctima habló sobre los abusos, que ocurrían cuando su madre estaba fuera de la casa, su relato era creíble.

 

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