Villa Mercedes: Le hallaron un arma a sospechoso de amenazar y abusar a una nena
Fue denunciado en marzo por ultrajar hace casi diez años a una niña que iba a su casa a jugar con su nieta.
A.L. nunca quiso contarle a nadie lo que L.C., un vecino que tenía cuando vivía en el barrio Ate 2 de Villa Mercedes, le hacía cada vez que iba a su casa, a jugar con la nieta de él. No se animó a decir nada, por un lado, porque le daba vergüenza y, por otro, porque tenía miedo. Le generaba terror lo que el hombre pudiera hacerle, porque en las tantas veces que abusó sexualmente de ella le mostró un arma de fuego y la amenazó para que no dijera nada. Pero este año, con el encarcelamiento de Víctor Figueroa, el profesor de básquet procesado por abusar de una alumna, A.L. se armó de coraje y le dijo a su madre lo que hacía tiempo la mujer esperaba escuchar: "Mami, me parece que ya es tiempo de que L. pague por lo que hizo. Tenemos que hacer la denuncia". A raíz de esa presentación y de lo que la víctima contó en la Cámara Gesell, el juez de Instrucción Penal 2, Leandro Estrada, ordenó allanar la vivienda del sospechoso. En el domicilio, el personal del Departamento de Investigaciones (DDI) encontró la réplica de una pistola y un revólver calibre 38, informaron los voceros de Relaciones Policiales.
El allanamiento fue a las 14, en una casa de la manzana 1 del barrio Ate 2. El procedimiento estuvo a cargo del jefe del DDI de Villa Mercedes, subcomisario Claudio Rosales.
Además de tal requisa, el juez instructor les ordenó a las autoridades de la escuela a la que asiste la víctima que le remitieran un informe sobre el desempeño escolar de la chica, entre 2010 y 2012, cuando tenía entre 6 y 8 años. También libró un oficio al Policlínico Regional "Juan Domingo Perón", para que los profesionales del área de Psicología-Psiquiatría le envíen la historia clínica de la adolescente, que ahora tiene 16 años.
La denuncia contra L.C. fue hecha en marzo pasado. Los primeros días de abril, cuando D.S., la madre de A.L., instó la acción penal, dio mayores detalles sobre lo que le había dicho su hija.
La mujer relató que hace casi diez años, durante un año y medio, ella y su hija vivieron en el barrio Ate 2, en lo de sus padres. En 2014 se fue de allí, para convivir con su pareja. Dijo que en el tiempo que estuvieron en el Ate 2, su hija iba todos los días a lo del sospechoso, quien residía en la manzana de enfrente, cruzando la calle.
Iba a jugar con su amiga C. Su exvecino siempre la recibía en la puerta y la hacía pasar a la casa. "Yo me quedaba mirando hasta que entrara y de ahí ya me quedaba tranquila, pensando que estaba jugando con su amiga", dijo la denunciante.
La nena a veces estaba en lo del sospechoso dos horas; otras, solo cuarenta minutos.
Relató que en 2017, cuando ya se habían mudado al domicilio del abuelo de su pareja, invitaron a un matrimonio amigo a almorzar. Los amigos fueron con su nieta J.
En esa oportunidad algo impulsó a A. a confesarle a la otra nena lo que le había hecho su exvecino tantas veces. Apenas se enteró, J. llamó a la denunciante y le dijo que su hija tenía algo que contarle.
Con mucha timidez y vergüenza, A. le reveló: "Ma, cuando vivíamos en el Ate, L. me tocaba".
Le relató que cuando ella iba a buscar a su amiguita, el hombre la hacía pasar a la casa. La tocaba, la besaba y hasta le mostró un arma. El ver el arma de fuego la inmovilizaba, la dejaba muda. Y era entonces cuando L.C. aprovechaba para hacerle lo que le viniera en gana.
Le comentó, además, que había otra nena, también vecina del Ate 2, a quien el hombre le hizo lo mismo. Recordaba el nombre de tal chiquita, pero no el apellido.
La madre de A. le dijo que tenían que denunciar a L.C. para que lo encarcelaran, pero la víctima no quiso. No quería pasar por Cámara Gesell y que todos se enteraran de lo que había vivido. La mujer le insistió en diferentes oportunidades, trató de incentivarla a hacer la denuncia, pero la chica no quiso. No fue hasta este año que se armó de coraje y decidió sacar todo a la luz ante la Justicia.
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