El hombre asesinado estaba en una bolsa atada con alambre y con 3 tiros
El cadáver fue descubierto ayer a la mañana, por unos pescadores. Estaba en una bolsa de arpillera y tenía tres disparos.
Le pegaron tres tiros, lo metieron en una bolsa de arpillera, le hicieron unas ataduras con alambre y lo arrojaron a las aguas del dique Saladillo. Eso era, a grandes rasgos, lo primero que tenían por seguro el juez Ariel Parrillis y los investigadores de la Policía sobre un hombre cuyo cadáver apareció flotando, este domingo a la mañana, en las aguas del embalse ubicado a 55 kilómetros al este de San Luis.
Uno de los primeros objetivos de los efectivos de la división Homicidios era establecer la identidad de la víctima. De paso, especulaban que determinar quién era los podía orientar, en gran medida, en el propósito de determinar quién y por qué lo asesinó.
“Se trata de una persona de aproximadamente 70 años”, indicó anoche, a las ocho, al salir de la morgue judicial, el juez de instrucción Penal 2. La médica forense Marcela Gómez estaba concluyendo la autopsia.
Parrillis reveló que el hombre tenía tres impactos de bala. Uno en el mentón, con orificio de entrada y salida, que le habría causado una herida casi superficial; uno en la espalda, que le perforó un pulmón, y el tercero en la nuca.
El segundo le ocasionó una hemorragia que desencadenó la muerte. Y probablemente el tercer balazo, en la cabeza, completó el proceso.
Los proyectiles de los dos primeros disparos atravesaron el cuerpo del hombre y el tercero quedó alojado en el cráneo. La forense lo extrajo para que los peritos en balística de la división Criminalística lo analicen y determinen, entre otros datos, de qué calibre es.
El cuerpo fue descubierto por unos pescadores. El director general de Coordinación Judicial de la Policía, comisario general Pablo Álvarez, dio a conocer que los testigos lo avistaron cuando estaba “flotando cerca del murallón central del dique Saladillo”.
De inmediato, iniciaron el operativo de rescate. Debido a que el espejo de agua donde lo encontraron no fue la escena del crimen, no fue necesario preservar la zona, lo que motivó que el juez ordenara la remoción del cuerpo y el traslado a la morgue judicial de San Luis.
Recién allí hicieron el estudio detallado sobre el estado en que estaban los restos, el tipo y la cantidad de heridas que tenía, el tiempo estimado que el hombre llevaba sin vida y otros datos que servirán para orientar la investigación. No obstante, una revisión superficial inicial les indicó que la víctima estaba herida de bala. Igual, ya de antes daban por sentado que estaban ante un asesinato: lo primero que notaron era que el cuerpo estaba dentro de una bolsa, atada con alambre a la altura del torso.
El envase de arpillera no lo envolvía en su totalidad, al parecer, sino en poco más de la mitad.
Ya en la morgue, cuando le quitaron el envoltorio, pudieron apreciar que era un hombre de edad avanzada, de más o menos un metro setenta, de alrededor de 75 kilos. Tenía puesto un vaquero azul, sujeto con un cinto de cuero crudo, blanco, una remera negra, un chaleco negro y borceguíes de trabajo negros, marca “Ombú”.
La forense estimó que la muerte podía datar de hasta unas 72 horas, reveló el juez.
Los hombres de Homicidios y de la Dirección General de Investigaciones estaban a la expectativa por si alguna dependencia policial recibía alguna solicitud de paradero de personas que reunieran características similares a las de la víctima. Pero, hasta las primeras horas de anoche, no habrían registrado ninguna.
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