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El juego, clave en el desarrollo y crecimiento de los chicos

A la hora de comprar un juguete hay que tener en cuenta la edad y habilidades del niño.

A la hora de comprar un juguete hay que tener en cuenta la edad y habilidades del niño.

El juego en el niño representa más que solo recreación, por eso es importante respetar las habilidades que tiene cada pequeño, sus tiempos y sus gustos. Como sucede con la alimentación, el juego lo ayuda a crecer y a prepararse para la vida adulta, por eso hay que tener un especial cuidado a la hora de elegir sus juguetes. Cambiará en cada etapa, pero hay tres ejes fundamentales que deberán atravesarlos siempre: la lectura, la música y el deporte.

“Un juego es un medio de autoexpresión del niño. Lo prepara para la vida adulta. Muestra o expresa el mundo interno del niño. Tiene una función evolutiva y de supervivencia. Un niño sano es un niño que juega. El juego repara y expresa. Todo juego significa algo y en el caso del niño es una muestra de su interior”, expresó la psicóloga Julieta Pressello (MP 1063). Y explicó que es importante, a la hora de comprar un juguete, ver para qué sirve y qué función tiene; y sobre todo observar la etapa evolutiva en la que el niño se encuentra. “Los juguetes van a ser elementos que por tener características de objetos reales y por el tamaño que tienen, los chicos lo usarán para dominar situaciones. El niño puede imitar vivencias de la vida real pero con una sensación de dominio, porque hace y deshace como él quiere”, indicó.

La profesional dio algunos consejos para tener en cuenta a la hora de elegir un juguete para los niños, independientemente de la edad y el género. “El juguete debe ser deseado por el niño, cada chico tiene su forma de ser y va desarrollando una personalidad, por eso es importante que los papás observen sus gustos y preferencias; que sea seguro, de materiales que no astillen, no tóxico; cuanto más pequeño es el niño o el bebé, más grande tiene que ser el juguete; buscar juegos socializadores cuando el nene es más retraído, como juegos de mesa, y si es un niño inquieto buscar juegos de atención, artísticos, masas, arcillas”, comentó.  Además, agregó: “Que los juegos sean simples, porque así podés aumentar la cantidad de usos. Y así desarrolla la imaginación, la fantasía y la capacidad de simbolizar. Mientras más simple, más cualidades encontrarán; el mejor juguete no siempre es el más caro. Lo mismo ocurre con el número, que no tenga muchos sino la cantidad necesaria. Y que no sean caprichos momentáneos, es decir, que por una cuestión de moda insisten en un juguete que por ahí no les gusta”. Algo que remarcó es que los juguetes no sean usados para premiar o castigar al pequeño. No conviene darle un juguete si se portó bien, o quitárselo si se portó mal.

Cada niño tiene su personalidad y comunican permanentemente, son los papás quienes deben estar receptivos y no comprarle lo primero que ven en la televisión o que encuentran en la juguetería, sino observar qué es lo que quiere el chico. “El gusto va variando según la edad, según el desarrollo. Es importante no tenerlo saturado de juguetes, porque se va a aburrir y no va a usar la fantasía. Mantener la parte de la sorpresa, y que el chico lo busque, lo pida”, dijo Pressello. Y destacó que más allá de las edades y etapas, la música, la lectura y el deporte, o actividades físicas, deben estar siempre presentes en el juego.

Para cada edad la psicóloga recomendó algunos juguetes en base a su desarrollo evolutivo. “A partir de los seis meses deben jugar con objetos que le ayuden a descubrir su cuerpo y distinguir formas, texturas y colores, como móviles, o estimular la visión a través de imágenes, o sonajeros; al año ya reconocen sonidos, voces y exploran objetos. Lo ideal son juguetes sonoros y pelotas blandas, para que muevan y manipulen, o tamborcitos, campanitas, libros, juguetes para empujar, apilar y arrastrar, siempre flexibles y sin punta. Para los dos años los juegos con ruedas, cochecitos, autos”, dijo. A partir de los tres años el niño ya comprende el contexto, por lo tanto los juguetes para el exterior son ideales, para jugar afuera y ensuciarse, como baldecitos, palitos, etc. “Entre los tres a cinco años los chicos imitan escenas familiares, tienen curiosidad, aprenden canciones, tienen contactos con otros nenes. En esta etapa las masas, arcillas, colores y plastilina son perfectas. Juegos que representen desafíos pero que puedan terminarlos, rompecabezas para esa edad, una bici con rueditas, o los juegos de bolos. Acuarelas, pinturas, títeres, juegos de mesa. No hay que ponerle desafíos inalcanzables porque los frustran. Cada nene tiene su ritmo y su habilidad. Los juegos de mesa para pescar, o los juegos tipo jenga, con bloques grandes y pequeños”, detalló. En esta etapa ya se pueden incorporar juegos de oficio, como cajas de herramientas, por ejemplo. Sobre esto Pressello recordó que es bueno no imponer este tipo de actividades de acuerdo al género del pequeño, sino dejar su libre elección. Así, las niñas podrán jugar con herramientas y los nenes con artículos para cocinar, por ejemplo. “El chico jamás va a considerar que algo es de nena o de nene. Con 3 o 4 años no se le puede ocurrir eso. Esas son imposiciones que le pone la sociedad. Hay que destacar algo y es que el chico sano juega. Lo preocupante sería que no juegue, que no le interese. Entonces dejemos que juegue libremente”, dijo. “Hay juegos que pueden generar conductas productivas, enseñarles responsabilidades, eso es bueno también. Que aprendan a guardar los juguetes cuando terminan, por ejemplo”, agregó.

Cuando empiezan la primaria, y ya las habilidades comunicativas están al 100%, los papás tienen más recursos para saber qué es lo que quiere. “En esa etapa los juegos de exploradores les gustan mucho, walkie talkies, binoculares, linternas. También juegos de memoria visual, o de experimentos de química, un microscopio o un telescopio”, detalló. La profesional explicó que a los 7 años ya es una buena edad para introducir de a poco la tecnología. “Entre los 7 u 8 años ya se pueden incorporar este tipo de juegos más tecnológicos. El nene va a pedirlo, además. También les van a gustar los juegos más complejos, como la batalla naval, dominó y las cartas. Los juegos se van transformando en socializadores, para jugar de a varios o para competir. Entre los 9 y 11 años tomarán protagonismo los juegos electrónicos, experimentales o de estrategia. Deben regular las horas, pero no prohibirlos. Como todo, depende del uso que le demos. Hay juegos en la computadora que son muy útiles, para desarrollar habilidades como lectura, cuentas o escritura”, indicó.

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